Cuenco de barro mimbre, hecho por colada de papilla, y una vez bizcochado esmaltado con blanco brillante y rojo. Para los triángulos se utilizó una plantilla de papel, y se añadió un salpicado del mismo color para dar variedad al motivo. Recordad que los esmaltes rojos se alteran con mucha facilidad, por lo que al ponerlo sobre otro esmalte hay que tener en cuenta que siempre se puede obtener un resultado no deseado, aunque afortunadamente no ha sido el caso.